Unai Aranzadi,
"incómodo" periodista de guerra y utopías
By Karlos
Zurutuza
"HAY
MÁS VERDAD EN UN DISCO DE CALLE 13 QUE EN TODO EL GRUPO PRISA"
Unai en
Khiam, Líbano.
Gaza,
Somalia, Chechenia, Irak, Afganistán… Unai Aranzadi (Getxo, 1975) trabaja en
lugares de los que la mayoría lucha por huir. Unai busca a las víctimas y
a sus verdugos y nos hace mirar al abismo de la guerra y la locura humana a
través de su trabajo. Al Jazeera, BBC o CNN son algunos de los medios de los
que se ha servido para acercarnos visiones de las que muchos prefieren apartar
la vista. Como ya sabemos que la guerra es una mierda, le hemos pedido a Unai
que nos hable desde las tripas de una profesión, la de periodista de guerra,
erigida en faro de la verdad pero que, a menudo, proyecta más sombras que
luces.
Vice: Llevas
metiéndote en fregados muy serios desde los 20 años, ¿cómo y por qué te dio por
ahí?
Unai
Aranzadi:Siempre
quise ser reportero especializado en guerras, desde mi adolescencia. Era un
sueño, una obsesión. Imagino que el hecho de descender de políticos
perseguidos, marinos viajeros y periodistas exiliados por sus artículos,
influyó en mi decisión, pues el reportero tiene mucho de todo eso. En cualquier
caso, hay algo que nos empuja a ir a los lugares de los que todo el mundo huye,
y siempre que nos hacen esta pregunta no sabemos muy bien qué contestar. Sí te
puedo decir que yo en un principio miraba este oficio como una posibilidad de viajar
y vivir la historia en primera persona, pero luego me asqueé de esta visión
egoísta y equidistante, y descubrí que donde encontraba más fuerza, más verdad
y más motivos para informar, era en la utilización de la herramienta
comunicativa para precipitar el cambio social en el mundo.
¿Eres de los
que cree que puede cambiar el mundo con su cámara?
No creerlo
sería de cínicos y creerlo sería megalómano, por lo tanto pienso que el valor
está en el intento. ¡Todas las conquistas son hijas de un intento!
Unai en Gaza
con miembros del Frente popular para la liberación de Palestina
Logística:
¿cómo trabajas?
Desde la
precariedad absoluta. Con 20 años, durmiendo en Gaza, me dije a mí mismo:
“Algún día regresaré aquí alojándome en un hotel y cenando a la carta”. Han
pasado 16 años, viajando mucho a Gaza, y sigo hospedándome en los sitios más
baratos o en casas de gente. Gracias a esto he tenido el privilegio de
encontrarme con el verdadero pueblo palestino. Si anduviese siempre en los
hoteles que visita la tribu de Associated Press o Le Monde, cenando
con norteamericanos o franceses, me hubiese perdido conocer la realidad de la
franja.
En el
aspecto técnico, llevo una videocámara con lo básico, un trípode, un par de
micrófonos y una lámpara. También llevo una cámara de fotos reflex con un par
de ópticas y un ordenador con disco duro externo. El B-GAN (transmisor de datos
por satélite) ya apenas lo utilizo, pues he dejado de hacer Breaking news.
Ahora sólo llevo un Thuraya (teléfono satélite) para hablar con mi mujer antes
de acostarme.
Seguro jamás
he tenido, y chaleco y casco casi nunca llevo. El primer chaleco lo pude
comprar después de años cubriendo varias guerras importantes, como la invasión
de Iraq en el 2003. Entonces era un lujo inaccesible para mí, y actualmente,
salvo en los empotramientos de Iraq y Afganistán, casi nunca lo llevo, pues yo
soy más de compartir con guerrillas que con ejércitos. Además, es mejor andar
ligero para cuando te zumban poder salir corriendo.
¿Eres un
“paracaidista” que salta de guerra en guerra o prefieres currártelo con más
tiempo?
He saltado
de guerra en guerra durante años, aunque ya lo hago menos. Prefiero acercarme a
ellas de otra manera, menos superficial. A lo colonial que ha sido siempre este
oficio, hoy se le suma lo turístico. Hordas de muchachos y muchachas europeos,
japoneses y estadounidenses con un equipo carísimo y sin necesidad real de publicar,
recorren los sufrimientos que el status quo mediático les ha sugerido
denunciar como si de un deporte de riesgo se tratara. Yo tiendo a huir de los
escenarios por los que se mueve la prensa mas oportunista. Elijo las historias
de las guerras que deben ser contadas y no acepto que el poder económico que
paga por historias determine qué historias cuento. También es muy importante
regresar a los sitios y reencontrarse con los personajes. He cubierto mas de
una docena de conflictos y puedo decir que he vuelto muchas veces a
prácticamente todos.